La revolución desde la alegría, con Maitena Monroy

Hoy está con nosotras Maitena Monroy…

¿Quién es Maitena Monroy?

Soy activista feminista desde los 13 años y tuve la suerte de tener una profesora de EGB, que fue la que me indicó que mi malestar estaba vinculado al patriarcado. Desde los 16 años me dedico a impartir talleres de autodefensa feminista. Actividad que combino con mi trabajo de fisioterapeuta del Sistema de Salud del País Vasco.

Cuéntanos, ¿en qué consiste todo esto que nos acabas de nombrar?

A finales de los 80, al menos en el País Vasco, surgieron muchas asociaciones de mujeres. Desde ahí, hartas de la violencia sexista, decidimos comenzar a dar estos talleres de autodefensa feminista. Pero entendimos que el problema está en cómo interiorizamos la ausencia de empoderamiento a través de la socialización de género. Concretamente, por el terror sexual y la indefensión radical. 

Nos enfrentamos a una sociedad patriarcal que presiona constantemente para que nos mantengamos en la normatividad de género. Esto es algo que trabajamos mucho en los talleres, junto a los malestares de género. Es decir, que hay muchas mujeres que no pueden con la vida, no saben qué les pasa y lo que ocurre es que llevan una carga diaria enorme. Nacemos en una sociedad igualitaria, pero la realidad es que no existe la corresponsabilidad. Esto es un engaño, y esa supuesta corresponsabilidad se convierte en un simple: “¿Te ayudo?”

Hacer la revolución de los cuidados poniendo el foco en el sesgo de género que tiene es muy importante, dado que desde ahí podemos desgranar el porqué de muchas cosas y el cómo…

Claro, sin olvidarnos que una no se puede empoderar sin tomar conciencia. Saber identificar que el sistema se han encarnado en mí también. Y entender el género como categoría de análisis de la opresión de la mujer.

Hay tres elementos clave: el ser, el sentir y el hacer. Respecto al “hacer”, sí hemos avanzado; hoy las mujeres podemos hacer muchas cosas que generaciones anteriores no podían hacer. Pero ¿cómo tiene que ser una mujer? ¿cómo tiene que sentir una mujer?

Por eso, insisto, yo creo que está perdiendo significado el género como categoría de análisis para definir la opresión de las mujeres en función de la diferencia sexual.

«Los derechos de hoy en día respecto a la conciliación están regulados sobre la base de lo que el sistema entiende por familia. […]algunas estamos apostando por el modelo de “vinculograma”, que son medidas de conciliación para con personas no necesariamente familiares. […] este debería ser el origen de la estrategia política«

Foto de Luwadlin Bosman

Eso sería para dedicar otro programa completo, ya que ponemos el foco en una terminología que hoy trae un gran debate y nos abre nuevos modelos teóricos y relacionales respecto a los sesgos…

Efectivamente, porque a veces se construyen realidades desde los escenarios a los que querríamos llegar sin analizar el escenario actual. Un escenario que, ahora mismo, destaca por la violencia hacia las mujeres o la sobrecarga de cuidados.

Cuando hablamos de cuidados, es esencial definir exactamente qué es el cuidado para, desde ahí, generar políticas sociales que cubran esas necesidades. Ningún ser humano puede sobrevivir sin cuidados. Los derechos de hoy en día respecto a la conciliación están regulados sobre la base de lo que el sistema entiende por familia.

Sin embargo, algunas estamos apostando por el modelo de “vinculograma”, que son medidas de conciliación para con personas no necesariamente familiares. Yo puedo vincularme a diez personas a las que quiero cuidar y que no solo sea en función de la familia. Para mí, este concepto de vinculograma debería ser el origen de la estrategia política.

Podríamos decir, en base a lo que rescatas, que esto define la revolución de los cuidados desde la autonomía de decidir cuidar a mi familia biológica y/o a mi familia elegida, entendiendo por cuidar el atender y ocuparnos de sostener, ¿verdad?

Sí, igual hay que encontrar nuevos términos y esa es la parte de la creatividad política a la que podemos apelar. De todas formas, creo que es una cuestión de responsabilidad. Es decir, yo me siento responsable de cuidar a quien me cuida. Y eso debe ser recíproco. Ahora bien, lanzo una pregunta: ¿yo siento la responsabilidad de cuidar a quien no me cuida?

El paradigma de los cuidados, la autodefensa feminista y la revolución desde la alegría. Entrevista a Maitena Monroy

«Los malestares de género se identifican por tres señales claras: el dolor crónico, la fatiga crónica y la depresión. Si no sé identificar eso, no puedo entender por qué me estoy rompiendo. Se escapa de mi comprensión, ya que no es un problema individual, sino que se trata de algo estructural del sistema«

Foto de Valentina Conde

Incluso de cuidar a quien me daña, porque hay situaciones en las que la mujer está cuidando de su agresor. Aquí, el peso de la educación, la cultura de la culpa e incluso el propio sistema perpetúan dinámicas de cuidados, entendiendo estos como asistencialismo, que para nada es de lo que hablamos en estos encuentros. (Maitena nos concreta).

Es muy complejo intentar resolver un problema individual cuando realmente es un problema estructural. Dice Hartmut Rosa, filósofo alemán, que el sistema neoliberal nos ofrece un modelo de aceleración. Y él propone dos posibles soluciones: hacer mindfulness y gestionar mejor nuestro tiempo. Claro, pero mi sobrecarga vital continúa siendo la misma. Voy tan ajustada que, si se me cae una pieza del puzle, se me cae todo. Y ahí, a veces, nos caemos nosotras mismas.

Los malestares de género se identifican por tres señales claras: el dolor crónico, la fatiga crónica y la depresión. Si no sé identificar eso, no puedo entender por qué me estoy rompiendo. Se escapa de mi comprensión, ya que no es un problema individual, sino que se trata de algo estructural del sistema.

¿Cómo vincularías tu proyecto con el paradigma de los cuidados, tal y como lo estructuro yo?

Tanto la autodefensa feminista como el tema de malestar de género son herramientas. Herramientas que suman. Y para la revolución de los cuidados necesitamos incluir todas las herramientas necesarias que nos permitan desarrollar una estrategia política.

¿Cuál sería tu llamada a la acción para todas las personas que nos están escuchando?

El empoderamiento tiene que ser feminista. El enfado y la rabia tienen que ser únicamente el motor que enciende la chispa de la revolución. Debemos seguir revelándonos desde la alegría, crear redes de sororidad, cuidarnos en el camino y transformar el mundo.

Para escuchar la entrevista al completo, te dejo por aquí el link:

Gracias por estar al otro lado.

Namaste